La decadencia de QUEENSYCHE puede encontrar un modo de redención, siquiera parcial y necesariamente incompleto, en este disco que el señor Geoff Tate lanza como contraofensiva a las declaraciones y el disco de los otros Queensryche. Estamos en medio de una guerra, amigos, y puede que de este vergonzoso espectáculo saquemos algo en claro, porque a pesar de que este trabajo lo ha compuesto Tate muy poco después de su anterior lanzamiento en solitario con el sello Insideout, el señor se ha puesto las pilas y ha compuesto algunos temas que se salvan de la quema. Lo cual es mucho decir visto el nivel descendente de las composiciones de la banda Queensryche en los últimos veinte años, que se dice pronto.
Las mejores canciones del disco son el tema “Cold” y el cierre con “Everything”, porque recuerdan, del lejos, eso sí, a aquellas composiciones del principio de la era crepuscular de los viejos Queensryche, esa banda que hizo temblar los cimientos del metal en los lejanos años ochenta y que luego, merced al cambio de modas y al abandono de la nave por parte del señor De Garmo, se hundió en los fosos de la autocomplacencia sin que nada se haya podido hacer al respecto, salvo asistir, nosotros los oyentes, al estropicio que nos han venido ofreciendo ya hace dos décadas.
Como decimos, la banda del señor Tate cumple. Anda por ahí Kelly Gray a las guitarras, que se lo hizo como pudo en su papel de sustituto de De Garmo. Y también se ha rodeado el señor Tate de algunos invitados que dan esplendor al disco: Chris Poland de la primera época de Megadeth; KK Downing de Judas Priest; y el señor Dave Meniketti de los decaídos Y&T entre otros.
Hay, además unas regrabaciones de temas clásicos que, la verdad, hubieran hecho mejor dejándolas como eran, porque aquellos tiempos no volverán, aunque este disco es, como decimos, algo mejor que el absoluto desastre que nos esperábamos. Es lo que tiene ponerse en lo peor: que solo se puede ir para arriba.
